viernes, 29 de enero de 2016

La ceremonía del 5


Sabes que tu perdición llega el día en que te enamoras, sobre todo, si te enamoras de lo prohibido.
No sé en qué momento crucé la barrera de lo posible con él. Para mí, era solo un usuario más en el sistema.

Había llegado el momento de Jared para trabajar en la oficina, y yo fui seleccionada como su compañera de negocios. Éramos tan parecidos, y los mejores en nuestras áreas.

Tan pronto pasaron los meses, ambos creábamos el universo entero con una facilidad envidiable. Los ancianos habían aprobado nuestra saccom y nos habíamos convertido ya en la cara del Estado.

Llegaba el día de la ceremonia del 5, una celebración muy exclusiva y propia para los portadores de nuestra fórmula. Como nosotros éramos los más recientes desarrolladores, fuimos invitados en las listas de honor del sector de Horus.
Ahí es donde perdí el control.

Tanto lujo me maravillaba, y me sentía molesta y humillada por los procreadores.Tan finamente seleccionados para continuar con la raza humana, tan agraciados y tan perfectamente compatibles. Ellos tenían la capacidad de amar y de recibir afecto.
Los demás, en cambio, sólo habíamos sido educados para la creación laboral y de bienes materiales.

¿Por qué no podía formar parte de ese mundo tan maravilloso?

Esa misma noche, decidí alejarme de todos y tomé una dosis completa de saccom. La inyecté en mi frente y regresé a la celebración, así como sin nada.

Los efectos no tardaron en presentarse. De pronto podía ver de una manera que no había visto antes. Veía los “colores”, escuchaba la “música” y sentía los “olores”, los “sabores” y las “texturas”. Cosas que sólo habíamos leído en los libros de especialidad, pero seríamos incapaces de comprender en nuestro rango social. Mi cabello se rizaba, mi perfume corporal se hacía presente y mis ojos brillaban con un destello casi imposible de describir.

Los procreadores, comenzaban a notarlo. Las parejas masculinas me miraban cuando pasaba, siendo que antes me ignoraban por completo.
Al regresar junto a Jared, mi estómago comenzó a punzar descontrolado. Cómo en una enfermedad de rutina, pero esta vez, bastante placentera.

Le veía diferente, serio, hermoso…


Podía observar sus facciones, su complejidad anatómica, y podía escuchar el latir de su corazón. Nunca lo había visto de esa manera. Comenzaba el proceso de enamoramiento.

Sabía que algo andaba mal cuando de a poco mis circuitos empezaban a fallar. En mi mente se reproducían por primera vez las voces. No era una, sino varias, en diferentes niveles y volúmenes. No podía concentrarme en la ceremonia del 5, y era la primera vez que presenciaba un suceso como ese.

La gente de nuestro rango, no tenía la posibilidad de asistir a un evento de esta magnitud, sin embargo, nuestros dones y resultados nos llevaron a la cima, y ni si quiera podía atenderlo. Sólo quería tomarle la mano y sentir el calor de su cuerpo junto al mío, aunque Jared sólo permanecía con los ojos en blanco analizando atento el ritual de la ceremonia.

 


*

 
Llegaba el momento del cierre, la quinta madre daría a luz al quinto hijo del Estado. No todos los procreadores lograban el propósito de formar humanos como en los tiempos antiguos. Casi todos, éramos una creación genética auténtica conectada a un cuerpo robótico a semejanza humanoide.

El saccom era una creación moderna que conectaba las células originales con los circuitos robóticos, encarnando y desarrollando órganos casi idénticos a los antiguos. Pero nuestra versión de la fórmula era algo poderoso. Hasta ahora, era yo la primera en haberla fusionado con el cuerpo. Tuve que haber pensado en las consecuencias. Siendo que yo no era una candidata para la toma.

De pronto mi piel tenía poros, y necesitaba beber del líquido sagrado. El agua era un lujo que pocos podían y necesitaban incorporar a sus rutinas de conservación. No tenía acceso a ella y debía urgentemente probarla.

Ya nacía el quinto hijo, y yo me escabullía por los pasillos en busca de soluciones. Jared notó mi ausencia, y se comunicó inmediatamente. Cometí el error de llamarlo para encontrarnos en la Gran Sala.

Al verlo llegar, no pude contener lo que había reconocido como “pasión” y sin pensarlo lo sucumbí hasta llevarlo al acto de procreación. Jared sabía que no era permitido, pero no presentó resistencia alguna. 


Yo era un incendio incontrolado, y él, una piedra vacía.

Al terminar el acto casi de inmediato, regresó como sin nada a la ceremonia y yo permanecí en el mismo lugar, derramando líquido sagrado por las cavidades oculares sin poderlo controlar. Había conocido la "tristeza" y la "soledad" en un sólo momento y mi cuerpo reconocía la señal de una creación en mi vientre.

Según nuestros estudios, un ser humano en gesta de los tiempos antiguos, tardaba un laio o 9 "meses" para su formación. Pero en mis adentros, el nuevo ser crecía de manera inesperada.

Comencé a sudar y sentía que perdía la noción del movimiento de la Tierra, corrí sin mirar y tan pronto reaccioné, me encontraba frente a todos en la ceremonia del nacimiento.
Las miradas estaban puestas sobre mí, los ancianos transpiraban el miedo y el ruido de la ignorancia era cada vez más evidente. En menos de lo conocido como "una hora", mi creación estaba a punto de nacer.

Comencé a gritar y mi cuerpo se desgarraba por dentro.


El Gran Dictador se alejó de su oscura caja de contención y se detuvo en pánico frente a mí. Recitando, por primera vez, un conjunto de palabras que helaron las almas de todos los presentes:

“Prepárense para el fin de nuestros tiempos, el fin de nuestra condena, la última bestia ha llegado”.

 


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