El amor no correspondido es como una enfermedad que solicita incapacidad a gritos.
Cuando se presentan los primeros síntomas, tratas de negarlos. Acto que condena al propio cuerpo a la evolución de la misma.
Cuando menos lo esperes, el corazón roto te obligará a permanecer en cama y no serás capaz de trabajar, realizar actividades físicas o mentales. Incluso habrá pérdida de apetito y pérdidas múltiples de conciencia.
El amor no correspondido te deshidrata hasta la última lágrima llorada y te resfría el alma.
Para esta etapa, desearás haber reconocido los primeros síntomas y rezarás por regresar en el tiempo y tratarlos en el momento indicado.
La mala noticia: ya es demasiado tarde.
La buena noticia, es que cuando estás al borde de la muerte, una dosis de aire libre, esperanzas y sueños es inyectada voluntaria o involuntariamente en tu sangre. En seguida tu cuerpo vuelve en sí y te das cuenta que el amor no correspondido es incapacitante, pero no letal.
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